Oso panda
Reino animal:
4.14. Oso panda
El oso panda o panda gigante (Ailuropoda melanoleuca) es un mamífero del orden Carnívora y aunque hay una gran controversia al respecto, los últimos estudios de su ADN lo engloban como miembro de la familia de los osos(Ursidae), siendo el oso de anteojos su pariente más cercano, si bien este pertenece a la subfamilia de los tremarctinos. Por otro lado, el panda rojo pertenece a una familia propia e independiente; Ailuridae. Nativo de China central, el panda gigante habita en regiones montañosas como Sichuan y el Tíbet, hasta una altura de 3.500 metros.
El oso panda está en peligro crítico de extinción; la especie está muy localizada. Con 1.600 viviendo en las selvas y 188 en cautiverio (estadísticas 2004 – 2005), reportes demuestran que la cifra de pandas viviendo en libertad va en aumento.
Mucho se ha discutido sobre la situación taxonómica del oso panda, sobre todo en relación con el panda rojo, y la conclusión podría ser la que indica su nombre común: oso panda. En efecto, se ha comprobado que el también llamado panda gigante es un oso, dando así la razón al primer occidental que vio uno, el naturalista francés Armand David. Pero los panda no siempre han sido considerados de este modo. Entre las vicisitudes por las que han pasado, está la de ser tratados como únicos representantes de sendas familias monoespecíficas; la de los ailuropódidos (para el oso panda) y la de los ailúridos (para el panda rojo). Hasta hace poco, el oso panda todavía se clasificaba dentro de los prociónidos, en una subfamilia que compartía con el panda roja (los ailurinos).
Esta suposición se basaba en diferentes interpretaciones de sus características morfológicas, sobre todo de la surgidas a raíz de la gran especialización de ambas especies en la alimentación de bambú, destacando sobre todo el llamado “sexo dedo”, muy útil para arrancar las hojas de los tallos. Sin embargo, complejos estudios modernos, que incluyen la hibridación del ADN, han demostrado que se trata de una convergencia evolutiva, es decir, de una coincidencia debida a la adaptación a un entorno concreto, habiendo llegado ambos animales a la misma solución pero por caminos distintos.
Es cierto, no obstante, que existe un progenitor común del linaje de ambos pandas que vivió hace unos 30-40 millones de años, dando lugar a la familia de los úrsidos por un lado y a la de los prociónidos por otro.
Esta última se dividió, hace menos de 30 millones de años, en dos ramas separadas por un océano: la eurasiática y la americana. De esta última quedan numerosas especies (mapaches, coatís, etc.), pero de la que permaneció en Eurasia sólo sobrevive un representante: el panda rojo. En cuanto a los úrsidos, el antecesor del oso panda, que también tiene un único descendiente actual, se separó del tronco principal entre 18 y 25 millones de años atrás. El entronque mayoritario siguió evolucionando hasta dar lugar a las diversas especies de osos actuales.
El cuerpo del oso panda es macizo y bajo, casi rechoncho, el oso panda presenta una coloración blanco (algo amarillenta) con características manchas negras, que le confieren un patrón de camuflaje ideal tanto entre la penumbra del follaje de bambú como sobre la nieve. Su cara ancha “de payaso” tristón provoca el afecto humano, pero probablemente para otro animal sea un signo de amenaza, lo que no deja de ser un sistema de defensa.
- TAMAÑO: Tamaño: El oso panda tiene una longitud cabeza-cuerpo, 1,2-1,5 m, altura en la cruz: 75-95 cm; longitud de la cola: 13 cm. Peso: 75-160 kg.
- CABEZA: La cara es más aplanada que la de los demás osos, y el hocico menos prominente. Los ojos del oso panda presentan pupilas hendidas verticalmente, como las de los felinos y no como las de los demás osos, que las tienen redondas. Por ese motivo, los chinos llaman a los pandas “daxiongmao”, que significa gran oso gato. Las mandíbulas también han sufrido una adaptación a la vida vegetariana de manera similar a como lo han hecho las patas delanteras. En efecto, son más pequeñas que las típicas de los úrsidos y, sobre todo, su dentición está muy modificada, resultando más parecida a la de un herbívoro que a la de un oso.
- PELAJE: La piel del oso panda está cubierta por un pelaje no muy largo, pero espeso, tupido y lanoso, muy adecuado en invierno, aunque en verano es un buen hábitat para las garrapatas y otros parásitos externos. Con la edad, el color blanco puede volverse algo amarillento o de aspecto “sucio”. Presenta color negro en las patas, pies, orejas, nariz, zona de los ojos y en una franja que rodea los hombros y que se une con el negro de las patas delanteras.
- PATAS: Las patas delanteras del oso panda están muy modificadas, con una estructura única, que ha recibido diversos nombres: el pulgar del panda, sesamoide, sexto dedo, pseudopulgar, etc. Pero no se trata de un verdadero dedo, sino de un pequeño hueso alargado de la muñeca que está más desarrollado. En el extremo hay un cojinete suplementario que le permite funcionar como un dedo oponible a los otros cinco verdaderos, y que resulta ideal para agarrar, arrancar y llevarse a la boca las hojas de bambú.
- CRANEO: El cráneo del oso panda es redondo y voluminoso, sobre todo por los prominentes y separados arcos zigomáticos. OREJAS Grandes y redondeadas, pero resaltan más todavía por su color negro, que contrasta con la base blanca de la cabeza.
- NARIZ: Situada en el extremo de un hocico blanco no muy largo, y con la punta negra para seguir el patrón global de coloración pía, la nariz proporciona un fino olfato, que el panda utiliza para detectar posibles depredadores y, sobre todo, para adivinar la presencia de sus semejantes y reconocer sus desplazamientos y territorios.
- PIEL: La piel del oso panda es gruesa porque posee una considerable capa de grasa, cuya función no sólo es proteger del frío, sino también de los frecuentes cortes con las esquirlas de las cañas de bambú.
- COLA: Con sus 12-14 cm, siempre está retraída, lo que le confiere poca relevancia; bajo la cola posee glándulas olorosas que utiliza para marcar el territorio.
- PIES: Las plantas de los pies del oso panda son peludas y poseen garras con uñas curvas y aceradas, peor no retráctiles.
El mundo del bambú
A lo largo de los siglos, en las montañas de persistentes brumas del centro de China, el bambú ha crecido en el hábitat del oso panda ocupando el sotobosque entre las grandes coníferas y los árboles caducifolios. Desde siempre se han formado en estas masas forestales espesuras de cañas prácticamente impenetrables, por donde el oso panda se mueve sin embargo como pez en el agua. En ese mundo, el panda encuentra refugio y una comida previsible que no tiene que cazar ni ir a buscar (de hecho, realiza muy pocos desplazamientos a lo largo del día y, en todo caso, recorre distancias muy cortas). Además, en su hábitat apenas hay competidores y muy pocos y ocasionales depredadores.
De carnívoro a vegetariano
El oso panda es un carnívoro, pero ha sufrido una readaptación drástica (como sus poderosos molares o su sexto dedo) para poder sobrevivir sólo con hojas de bambú. Suele acercar el tallo con una pata delantera para, con la otra, mondarlo arrancando varias hojas, reunirlas y morderlas juntas. Pese a estas adaptaciones, su sistema digestivo sigue siendo de carnívoro, por lo que sólo puede digerir un 17% de la materia que ingiere, mucho menos que los herbívoros normales y, sobre todo, que los rumiantes, que llegan a digerir el 80%. Ello, unido al poco valor nutritivo del vegetal comparado con cualquier dieta de carnívoro, hace que tenga que ingerir grandes cantidades de bambú. Los machos adultos, que son mayores que las hembras, pueden llegar a ingerir hasta 18 kg diarios para cubrir sus necesidades energéticas.
Comer y dormir
Normalmente, el oso panda dedica entre 10 y 12 horas diarias a comer, pero si el poder nutritivo de la planta es mínimo y sus necesidades altas, puede necesitar más de 14 horas para saciarse. Después de dormir lo imprescindible, se levanta nuevamente con hambre, de manera que no hace otra cosa que comer y dormir. Según la estación del año, prefiere devorar hojas y brotes tiernos o bien tallos duros y leñosos. El oso panda en invierno no hiberna, por lo que no puede dejar de comer: debe seguir vagando por el bosque nevado y busca mejor clima a menor altitud. Por ello, cambia la especie de bambú, ya que en los pisos alpinos abunda sobre todo Sinarundinaria fangiana, mientras que a menor altura domina Fargesia spathacea. La presencia de varias especies en su territorio es muy favorable para el panda porque, además de dejar descansar a unas mientras come otras, la garantiza comida cuando una especie florece, pues todos los bambúes mueren después de producir flores.
Competidores
Quizás un factor decisivo en la pervivencia del oso panda hasta la actualidad sea su especialidad alimenticia, pues no tiene demasiados competidores. Únicamente la rata de los bambúes chinos (Rhizomys sinensis) puede ocasionalmente mermar sus recursos alimenticios. Se trata de un animal grande para ser un roedor (posee una longitud de 40 cm y un peso de 1 kg), que corta el bambú a ras del suelo o incluso bajo el mismo, directamente desde las galerías que excava, se come el tallo y deja las ramas. Sin embargo, el oso panda no se alimenta exclusivamente de bambú y de forma eventual puede comer raíces y otras plantas herbáceas: lirios de montaña, gencianas, colas de caballo…, incluso puede cazar algunos peces y pequeños roedores. Si encuentra carne (un animal muerto) tampoco la desprecia.
A principios del Cuaternario, hace más de un millón de años, el oso panda ocupaba una extensa área del sudeste asiático: por lo menos desde el norte de Vietnam y Birmania (donde se han encontrado restos) y hasta Pekín, al nordeste de China. Sin embargo, desde fines del Pleistoceno esta área empezó a disminuir a causa de los cambios climáticos y la extensión del poblamiento humano. En los últimos milenios, la presión del hombre se fue incrementando, de manera que desde el inicio de nuestra era (hace 2.000 años) hasta la actualidad se ha comprobado la desaparición del oso panda de las provincias de Henan, Hubei, Guizhou y Hunan. Asimismo, en épocas más recientes, todavía estaba presente en las provincias de Yunnan y Tsinghai; incluso es posible que quede algún ejemplar en esta última, aunque hace tiempo que no se ve ninguno. En la actualidad, sólo sobreviven seis poblaciones, aisladas entre sí y casi todas muy pequeñas. La más septentrional está integrada por 230 ejemplares que viven en la ladea meridional de las montañas de Quin Ling, que dividen el país longitudinalmente en norte y sur. Las seis poblaciones están en tres provincias del centro de China: Shaanxi (con cerca de 200 ejemplares), Gansu (alrededor del centenar) y Sichuan. Esta última es la que tiene mayores posibilidades de mantenerse, ya que según algunas estimaciones recientes contendría unos 800 pandas. Y ya no hay más pandas libres en todo el mundo. En realidad, otros cálculos son más pesimistas, pues señalan que en 1980 la población total era de 900 ejemplares, habiéndose perdido más del 20% en la década de los 80. Así, las últimas estimaciones más fiables sitúan el número de pandas existentes en alrededor de un millar.
Hoy en día, el enemigo más importante del oso panda es la pérdida de su hábitat, y ésta se produce de un modo imparable sobre todo por la tala del bosque. Por ejemplo, en el área de Quin Ling las compañías madereras ya han ocupado el 70% del hábitat del panda, y siguen destruyéndolo: dinamitan las montañas para hacer nuevas carreteras y poder talar así más cerca de la cima. La consigna es “más madera”, porque en China más de mil millones de personas la necesitan, entre otras cosas, para sus casas y para calentarse…, y dentro de cien años podrían ser 2.000 millones. Así pues, las perspectivas de futuro no son muy halagüeñas para el panda: el alimento y los refugios escasean, las poblaciones están cada vez más aisladas y su hábitat disminuye: el territorio habitable se ha reducido a la mitad en sólo dos décadas.
Encuentro de sexos
Después de todo el año de permanecer solos, en la primera mitad de la primavera (de mazo a mayo, aunque lo más frecuente es en abril) machos y hembras de la especie panda se reúnen. Sin embargo, sólo algunos ejemplares lo hacen, pues una buena parte es demasiado joven, otra demasiado vieja y numerosas hembras están aún cuidando sus crías; en la actualidad, además, el aislamiento y la baja densidad de las poblaciones hace que muchas veces los machos y las hembras aptos y disponibles simplemente no se encuentren, lo cual provoca una lamentable pérdida de potencial reproductivo. Esta afirmación puede parecer exagerada, peor no lo es en absoluto, pues la hembra sólo está en celo unos pocos días al año, a veces uno solo y, como máximo, cinco. Así, a menudo sucede que, a pesar de producirse el encuentro, éste tiene lugar en un momento en el que la hembra no está receptiva, por lo que la fecundación será imposible. En algunas zonas es posible que varios machos hayan percibido el olor característico de la hembra en celo y se acerquen a la vez. En este caso, los machos pelearán –más que una pelea se trata de un forcejeo- para ver cuál tiene más fuerza. El vencedor permanecerá con la hembra un par de días, o puede que uno solo, durante los que se aparearán numerosas veces.
Gestación
El embarazo del oso panda puede durar de poco menos de 100 días a poco más de 160. Este margen tan grande se debe a que el inicio real de la gestación depende del momento en que se haga la implantación diferida del óvulo (puede variar de 45 a 120 días). En todo caso, la mayor parte de nacimientos se producen en agosto o septiembre. Lo normal es que nazcan una o dos crías (excepcionalmente tres), pero casi nunca prospera más de un cachorro. La gestación real es muy corta, como en todos los osos, lo que da origen a un recién nacido pequeñísimo. Con sus 100 gramos, o poco más, el oso panda puede multiplicar por 1.000 su peso para llegar a adulto. En minúsculo e indefenso, pero se hace notar, pues no deja de emitir chillidos-ladridos precisamente para evitar ser aplastado por la madre.
Crecimiento y aprendizaje
La hembra del oso panda permanece 25 días en la cueva o árbol hueco que ha buscado para parir, por lo que tampoco puede alimentarse: sólo cuida de su cachorro. Durmiendo más de veinte horas al día y amamantado por la nutritiva leche materna, el osezno alcanza 1,5 kg. a las siete semanas, momento en que abre los ojos. A partir de entonces la hembra incrementará y prolongará sus salidas durante varias horas para alimentarse y recuperar fuerzas y poder así continuar suministran leche a un cachorro cada día más insaciable. Hasta hace poco, estas ausencias eran aprovechadas por los furtivos para atrapar al inerme cachorro, que casi siempre acababa muriendo en manos del hombre. A los dos meses el oso panda todavía no hace más que dormir y mamar tres o cuatro veces al día. A los tres meses ya se muestra más activo y sus movimientos empiezan a ser coordinados. A los tres o cuatro meses el pequeño panda da sus primeros pasos fuera de la madriguera, pero cuando encuentra bambú sólo juega con él, pues sigue alimentándose exclusivamente de la leche materna. Empezará a comer bambú como complemento de la dieta poco antes de cumplir medio año. El destete definitivo se produce a los nueve meses, pero no abandonará a la madre hasta cumplir los 18 meses. En cuanto se independiza de la madre, el joven oso panda está bastante indefenso ante los depredadores. Jugando con cualquier animal u objeto que se encuentra y con el mismo bambú, tiene que aprender a sobrevivir basándose en lo que ha visto hacer a su madre. Por suerte, no es frecuente ver a grandes felinos adentrarse e las actuales áreas de distribución del panda. El oso panda no alcanza la madurez sexual hasta los seis o siete año de edad. Nunca realiza migraciones y, a diferencia de otros osos, ningún año hiberna. Según sea el invierno más o menos riguroso, descenderá más o menos hacia el valle, pues en la alta montaña helada no puede sobrevivir.
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