Jaguar

Reino animal:
5.1.1.9. Jaguar

El jaguar es el felino más grande de América, y el único representante del género Panthera allí (Nowell y Jackson 1996). El jaguar es la tercera especie de felino más grande del mundo. Es además el mayor depredador en las zonas selváticas donde habita junto al caimán.

El color de la piel del jaguar varía de amarillo pálido a café rojizo, con manchas blancas en el pecho y parte interna de las extremidades. En todo el cuerpo tiene manchas negras, que en los costados forman rosetas, y que pueden presentar una o más manchas pequeñas. 

El peso de un jaguar adulto va de 45 a 130 kg dependiendo de la subespecie, pudiendo llegar a pesar 150 kg.
Su longitud es de 1.70 a 2.30 m, y tiene una longevidad de 20 años.
Las crías de jaguar permanecen con las madres durante los primeros 15 a 24 meses, alcanzando la madurez sexual entre los dos y tres años.
Es un animal solitario, salvo en su periodo de reproducción, y posee hábitos nocturnos. La agudeza de los sentidos del jaguar: olfato y el oído y sus habilidades para correr, trepar árboles, nadar y moverse agazapado tras una presa lo convierten en excelente cazador.
El jaguar es considerado un carnívoro oportunista y su dieta depende de la densidad y disponibilidad de las presas (Seymour, 1989). Su dieta incluye mamíferos, aves, Reptiles, peces e invertebrados. Sin embargo, en la mayor parte de su área de distribución los mamíferos mayores a un kilogramo, y algunos Reptiles y aves, constituyen las presas más comunes (caimanes, monos, cocodrilos, tortugas de agua y tierra y peces).

El alimento del jaguar constituye de animales grandes, medianos y chicos como ganado vacuno (formado por vacas y toros), venados y tapires. Son muy activos en las noches pero no es raro verlos en el día. Cazan en el amanecer y el atardecer.

El hábitat actual del jaguar varía desde la selva tropical de Centro y Sudamérica al campo abierto, pero muy rara vez son vistos en zonas montañosas, en donde predomina el puma (Puma concolor). Conocidos por su habilidad para nadar y trepar, generalmente prefieren vivir cerca de ríos, pantanos y en bosques frondosos con vegetación espesa para acechar a sus presas.

A la llegada de los europeos en 1492, el área de distribución del jaguar era mucho mayor que en la actualidad; su límite septentrional se ubicaba en América del Norte, hacia el 35º de latitud N, encontrándose en parte sur de California, Texas y Nuevo México, en los actuales Estados Unidos; su límite meridional se encontraba hacia los 40º S, en Chubut, Argentina. Desde el siglo XV hasta la actualidad, El jaguar ha sido exterminado por el hombre fuera de las áreas más selváticas o inaccesibles.
En Argentina, hoy aun se encuentran ejemplares en la yunga, en la zona región chaqueña y en la selva misionera. En Texas apenas se encuentran unos pocos ejemplares en reservas cercanas a la frontera del Río Bravo. Su refugio más extenso se encuentra en la Selva Amazónica.

El jaguar es un gran cazador solitario y focal realizando para ello grandes marchas durante una jornada (incluyendo la noche) y no se relacionan con otros de su especie más allá de la época de apareamiento; generalmente caza presas grandes como venados, tapires, carpinchos o pecaríes; aunque suelen atrapar cualquier animal, desde ranas y ratones a aves, peces y animales domésticos. En total el jaguar da caza a más de 80 especies (más que el león y el tigre). Puede cazar cocodrilos y enormes Serpientes.
Al estar habituado a biomas selváticos con poca luz (aunque su área de dispersión llegó a abarcar praderas y estepas), el jaguar posee ojos nictalopes, que permiten una notable visión en la oscuridad, merced a una membrana reflectante en el fondo del ojo que concentra la luz en el campo focal de la retina. Por otra parte, y a diferencia de otros felinos, son excelentes nadadores y están también adaptados para la caza de presas acuáticas y subacuáticas desde la superficie; en tales casos, las vibraciones de los peces, yacarés y tortugas les llegan nítidamente a través de sus patas y bigotes. El olfato del jaguar está muy bien desarrollado y puede detectar por el olor presas a bastante distancia, en tales casos abre la boca facilitando así una mejor llegada de las moléculas odoríferas a sus órganos olfativos.

Durante el celo, machos y hembras se reúnen, si bien no permanecen mucho tiempo juntos. La hembra suele dar a luz dos pequeños, a veces tres. Los nacimientos se producen en los lugares más impenetrables del bosque o en cualquier hueco excavado entre las raíces de los grandes árboles. En los días que siguen al parto la madre no se separa de las crías, y si teme algún ataque las traslada a otro lugar, tomándolos con la boca. El jaguar cuida a sus pequeños celosamente, los defiende con ardor y se dice que persigue al enemigo que ha osado amenazarlos. Después de cinco o seis semanas, los pequeños jaguares siguen a la madre en las cacerías, al principio permaneciendo escondidos en cualquier arbusto, y después compartiendo con ella las emboscadas. Cuando alcanzan el tamaño de un perro de caza la madre los abandona a su destino. Los jóvenes se distinguen de los adultos en el color del pelo, aunque sólo hasta la edad de siete meses; después son iguales a ellos.



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